Sunday, October 08, 2006

Subjetividad femenina y proyecto profesional

En nuestra sociedad, el desarrollo del rol genérico femenino, no es sencillo.

1. “Las niñas reciben escolaridad para prepararse para una sociedad tecnológica y socialmente compleja. Por otro lado, hay un

sentido en que esta formación es un seudoentrenamiento. No está destinado a interferir con el otro entrenamiento, mucho más

importante, para ser una esposa y madre, que está metido en el desarrollo inconsciente de la niña y que su madre le enseña en

un contexto en el que ella es, claramente, la figura parental saliente”( Chodorow, Nancy-1982)

En los procesos de Orientación Vocacional, he podido observar, a lo largo de veinte años de trabajo con adolescentes y

jóvenes mujeres, los cambios de mis consultantes y mis propios cambios, también como mujer, respecto a los mandatos sociales

y familiares, de lo que se espera que haga, piense, diga y elija una “buena mujer”.

Yo también creía que una buena mujer, debe ser ante todo una buena madre, y una buena madre “renuncia” a los propios deseos

por el bienestar de sus hijos. Debe ser incondicional, altruista, comprensiva. Por supuesto, en estos tiempos de crisis, debe

trabajar, progresar, ser una buena profesional y una excelente compañera.

Esta subjetividad femenina, que adquiere características de “mujer maravilla” que todo lo puede, que hace diez cosas a la

vez, que trabaja doble jornada, dentro y fuera de su casa, se ha reproducido en nuestras jovencitas de hoy.

Entre esta tendencia a la participación laboral y la realización maternal, se tejen buena parte de las identificaciones,

conflictos, ideales y temores, que se proyectan en el momento de la elección vocacional.

Observo, en mis consultantes, un conflicto instalado, desde el vamos, de los roles que desarrollarán en el futuro. Por lo

general se refieren a sus madres, como sobrecargadas de trabajo y preocupaciones. En algunos casos, muy pocos, presentan una

conducta reactiva, expresando que no se casarán, que vivirán solas y trabajarán, desempeñándose en un cargo importante.

En el período, que nuestra sociedad, concede al adolescente, para definir más su identidad personal y aprender destrezas para

su identidad ocupacional, estos se valen de los espejos que buscan y de los que le siguen dando los “otros”. Así, van

definiendo quienes son, quienes quieren ser y qué quieren los demás que sean.

Se abren interrogantes, se plantean dudas. Algunos se sienten solos frente a la responsabilidad de elegir y otros se sienten

atrapados en medio de mandatos, exigencias, expectativas familiares y sociales.

Las adolescentes del nuevo siglo, al hablar de su futuro, en general reflejan la misma ambivalencia de las mujeres de la

década del setenta. Admiten que en su visión de futuro, hay una cierta flexibilidad implícita que permite tener una familia,

pero, a partir de allí, entran en una zona nebulosa. Para estas mujeres, está sobreentendido, que la llegada del primer hijo

no modificará la carrera del padre. Las adaptaciones necesarias correrán por cuenta de la madre, priorizando las necesidades

de los demás, antes que las propias.

“ Por mucho que se diga que las mujeres han sido “liberadas, ellas parecen pensar otra cosa...La mayoría de las mujeres que

participaron en la encuesta de opinión realizada por Virginia Slims en 1990 coincidieron en la afirmación de que la condición

de su sexo en la sociedad norteamericana había mejorado “ un poco, no mucho”. En todas las encuestas realizadas durante la

década de los ochenta, mayorías abrumadoras de mujeres dijeron que era necesario asegurar iguales oportunidades de empleo y

el mismo salario por el mismo trabajo...una ley federal que establezca los permisos por maternidad y un servicio decente de

guarderías...¿ hasta qué punto hemos “ganado” la guerra por los derechos de las mujeres ....La propuesta del feminismo es muy

simple: pide que no se obligue a las mujeres a “elegir” entre la justicia pública y la felicidad privada. Pide que las

mujeres tengan libertad para definir por sí mismas su identidad, en lugar de que ésta sea definida, una y otra vez, por la

cultura de la que forman parte y los hombres con los que conviven”( Falaudi, Susan-1993)

En realidad, surgen más y más interrogantes. Muchos aspectos han mejorado en la vida de las mujeres. Las relaciones entre los

varones y las mujeres, han cambiado a lo largo de la historia de la humanidad.

Las mujeres van surgiendo, históricamente, como “sujetos” que tienen deseos propios, aunque les cueste realizarlos.

En este camino histórico, se van acumulando roles. Las mujeres aprendemos más cosas sobre nosotras mismas. Eva Giberti, en

Tiempos de Mujer dice:
“La mujer ha resuelto problemas inauditos y ha superado situaciones conflictuales, pero aún está cargada de miedos e

insatisfacciones en su convivencia con el hombre: ello la angustia y dificulta su integración en el mundo moderno”.

En cada orientación vocacional, las adolescentes mujeres, reviven estos sentimientos, se agudizan los conflictos, se hacen

presentes, manifiestamente o no, los estereotipos sociales, los mandatos familiares, los prejuicios de status.

Quienes trabajamos con adolescentes, desde la práctica docente, social, clínica, desde diferentes miradas, comprendemos la

importancia del nuevo paradigma de abordaje de las relaciones entre géneros y generaciones.
Nuestra mirada debe orientarse hacia la comprensión de la diversidad más que de la diferencia.

Una nueva mujer ha ido surgiendo en los últimos tiempos; un nuevo hombre está surgiendo lentamente: más participativo en el

ámbito cotidiano, con menos presiones fuera del hogar, ya que no sentirá toda la carga económica sobre él.
En este interjuego de relaciones, sobre el que se debe hablar y reflexionar en cada espacio de orientación educativa,

vocacional, de aprendizaje, de terapia familiar, tanto las mujeres como los varones, madres y padres, deberán compartir y

distribuir las obligaciones y los placeres de la vida doméstica y de la relación con los más pequeños en forma equitativa.

.PREGUNTAS...

Surgirán en el futuro no tan lejano, opciones accesibles, para solucionar los temas de la cotidianidad?
Podrán varones y mujeres trabajadores disfrutar de vacaciones más largas y horarios más cortos de trabajo?

Se logrará finalmente una democratización de las relaciones conyugales?

Se logrará, en las escuelas, evitar que aparezca un sexo superior a otro e inculcar el aprendizaje de las tareas en forma

simétrica para ambos?
El camino ya está trazado, el amor, la solidaridad, la paz, el trabajo creativo e innovador en todos los espacios compartidos

por varones y mujeres, deberá unir efectivamente: discurso y acción.

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